Bravo ha sido parte del esfuerzo para rescatar a los 33 mineros atrapados durante semanas en el norte de Chile. Pero no son solamente las necesidades físicas de los mineros las que le preocupan a él -- son también las necesidades espirituales.
"Tenía que ayudar de alguna manera cristiana," dijo Bravo. "Si hay una oportunidad de compartir el evangelio aun si estuviéramos extremadamente ocupados y contribuir a la causa cristiana y al evangelismo, eso es algo que llevo en la sangre."
Un derrumbe parcial bloqueó la mina el 5 de agosto y dejó a los mineros atrapados por más de dos meses en una cámara del tamaño de una sala. Bravo es propietario de una compañía de monitoreo geotécnico que está ayudando en los esfuerzos de rescate en la superficie del desierto a 700 metros arriba de los mineros.
Miembro de la Primera Iglesia Bautista de Santiago, Bravo se dio cuenta que aunque las necesidades físicas de los mineros estaban siendo llenadas, las necesidades espirituales se estaban omitiendo. Él llamó a su pastor, Luis Cortéz, en busca de ayuda.
Cortéz relató: "Él [Bravo] dijo: 'Estoy aquí básicamente proveyendo el apoyo espiritual por mí mismo. …Si usted puede mandarme materiales, busque, investigue y pídalos [para ellos].'"
Cortéz contactó a Radio Armonía, una radiodifusora cristiana de Santiago, la cual pudo proveer archivos MP3 de los sermones del pastor Adrian Rogers y estudios bíblicos en español junto con música cristiana. Rogers, pastor fallecido de la Bellevue Baptist Church en Cordova, Tennessee, fue presidente de la Convención Bautista del Sur, autor y orador de radio y televisión.
Mientras Cortéz hacía contactos en Santiago, Bravo buscaba en Copiapó, la ciudad más cercana a la mina, otros materiales espirituales. Encontró 33 Nuevos Testamentos y dos Biblias completas que reunían las restricciones de tamaño para lo que podía ser enviado abajo a la cámara.
El 17 de septiembre envió los materiales vía la "paloma," un aparato usado para transportar objetos desde la superficie hasta los mineros atrapados.
Tres de los 33 mineros atrapados ya eran cristianos evangélicos cuando la mina se derrumbó. Desde ese momento, otros dos habian hecho profesión de fe. Uno de los creyentes originales, José Henríquez, cada noche habia estado dirigiendo estudios bíblicos para los mineros.
"Comenzó [el estudio bíblico] con 5, 10, y ahora hay 20 participantes," dijo Bravo. "[La gente aparentemente] tienen a José Henríquez identificado como líder espiritual; lo llaman 'el pastor.'"
Bravo escribió el nombre de Henríquez en una de las Biblias y se la mandó específicamente a él pero dejó la otra en blanco. Henríquez dice que tiene la intención de darle la segunda Biblia al mejor estudiante del estudio bíblico.
Mientras Bravo ministraba a los mineros, sabía que sus familiares que esperaban en el Campamento Esperanza también necesitaban ánimo espiritual.
"Mucha gente no conoce al Señor," dijo Bravo. "Ahí es cuando surgió la segunda necesidad."
Bravo llamó a la Unión Bautista Chilena en busca de ayuda, y pronto el pastor Marcelo Leiva de la Iglesia Bautista Vallenar en Vallenar, Chile, estuvo en el lugar confortando a los familiares de los mineros.
"El pastor Marcelo ha sido fundamental en llenar esa necesidad," dijo Bravo.
Además de asegurarse de que tanto los mineros como sus familias tengan el apoyo espiritual que necesitan, Bravo continuó jugando un papel vital en los esfuerzos de rescate. Su compañía determinó el tamaño de la roca que bloquea la mina después del derrumbe está monitoreó el estado del eje del rescate.
"Estaba muy involucrado en los aspectos técnicos y luego me involucré en los espirituales," dijo Bravo. "Ha sido una gran bendición."
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